¿Por qué eres cómo eres?

Todos nos hemos hecho esta pregunta de alguna manera u otra y todos hemos fracasado en la respuesta.  Expliquemos: Los seres humanos por naturaleza solemos estar impregnados de vivencias positivas y negativas que por lo general forjan nuestro carácter, afectan (positiva o negativamente) nuestra personalidad, moldean nuestros gustos, influyen en nuestras decisiones, nos haven reflexionar sobre nuestras relaciones y afectan nuestras percepciones de las cosas. La suma de ellos construyen en gran medida lo que hoy somos.

Pero el error en el que caemos muy frecuentemente es creer que sólamente esto es lo que constituye nuestra manera de ser pues todo parece apuntar que si fuiste un niño amado, seguramente serás un adulto amoroso ¿No?. O bien que si fuiste un niño inseguro, la inseguridad te perseguirá toda tu vida, ¡Cañón! ¿Qué decir del enojo? la «norma» dice que si eres enojón entonces vas a batallar con tus relaciones. En fin, hay miles de razones por las que podemos llegar a creer que el pasado va a determinar nuestra manera de ser pero ¿Es esto así? ¿Estamos destinados a repetir los mismos patrones?

La respuesta rotunda es un NO. Aún cuando tengamos esta carga sobre nuestros hombros afortunadamente hoy podemos hacer algo para cambiar nuestra realidad. El secreto radica en qué tan valientes somos para reconocer y enfrentar la realidad y qué tan dispuestos estamos en hacernos de recursos o valernos de los recursos existentes para cambiar de una vez y para siempre. Para esto se requeire de un primer paso crucial: la valentía.

La valentía es una cualidad que aprendemos en la figura de los guerreros. Si, hablamos de esos personajes rudos que vemos en las pelícuas épicas que tanto nos gustan y que nos hacen reflexionar en que las personas valientes para lograr vencer las dificultades que se le presentan, necesariamente se apoyan en ciertos recursos para lograr su meta. Por ejemplo, los guerreros en el pasado hacían uso de espadas, escudos, arcos y flechas. Su valentía no radicaba en la magnitud del arma empleada sino en la voluntad de tomarla y emplearla para un fin.

2 Reyes 13:14-20 (en la Biblia) ejemplifica claramente cómo una persona temerosa y con un pasado complicado, puede cambiar su realidad. Joaz uno de tantos reyes que tuvo Israel, había cometido muchos errores, tomó malas decisiones y de plano la Biblia resume su trayectora en un estrepitoso «Nunca hizo lo bueno» ¿Te imaginas el nivel de problemas que tendría este hombre como para que el autor haya resumido su trayectoria en esas crudas palabras?. Fue pues, este rey con pasado complicado a visitar al profeta Eliseo quien estaba ya a punto de morir. Elíseo al verlo inmediatamente supo identificar que más allá del pasado que este hombre hubiese podido tener, aún existía una «ventana de opotunidad» para que ese día pudiera tomar decisiones importantes que afectaran el resto de su vida.

Así que con las fuertzas que le quedaban lo confrontó y le invito a que se armara con arco y flechas, una vez que el rey se armón, le pidió que disparara con valor. A Joaz en este acto simbólico se le «abre el panorama» de esa respuesta que andaba buscando pero principalmente quiza, de ese mismo cuestionamiento que muy frecuentemente nos realizamos: ¿Por Qué Somos Como Somos? En un sólo acto simbólico (profético) Eliseo le muestra al rey que la clave está en los recursos que se le han dado, en este caso, la ventana, el arco y las flechas.

Tu arco es la fuerza con la que enfrentaras tus adversidades. Tus flechas son todos los recursos para alcanzar tus metas. Tú eres el único que puede decidir si te “armas” y enfrentas las circunstancias de la vida o continúas en una actitud derrotista, te rindes y bajas la guardia.

Decídete y cambia tus hábitos de pensamiento, se consciente de cómo te sientes, acéptalo y asume el control afrontando las responsabilidades que Dios te da. Toma el control sobre tus sentimientos, pensamientos y acciones ¡Claro que se puede!

Dios en la Biblia nos enseña que seamos hombres y mujeres de fé, de perseverancia y de valentía. Pues es él quien nos pone una meta y desea que se cumpla en nuestras vidas. De nuevo estresamos este concepto en tu mente: ¡SI se PUEDE! No estás sólo.

Dios desea vernos como guerreros, portando el arco y las flechas adecuadamente. Por ello te invito a que no te rindas, se tenáz y utiliza los recursos que Dios pone en tus manos para cambiar tu realidad, tú circunstancia. ¿Y sabes? No será sencillo pero ¿Que cosa que vale la pena tener viene sin esfuerzo? ¡Ninguna! Así que batellemos, sudemos, esforcémonos pues un guerrero requiere adiestramiento, práctica, constancia, coraje y valentía. Habrá lucha, claro que si y te cansarás evidentemente, pero te levantaras victorioso cuando hayas cumplido tu meta.

Y sólo nos queda recordarte esto: Cuando pienses que no puedes más, Dios te dará la salida. Te llegará la inspiración de lo Alto y serás más visionario, más creativo. ¡¡LLEGARAS A TU META, SI CON FÉ PERSEVERAS!!